lunes, 31 de julio de 2006

Informe número 18 - Breve historia de El Líbano

(UP) 31 Jul 2006, Jerusalén.
Humberto Eco decía que en la Edad Media casi nadie tenía acceso a la información sobre lo que sucedía. Hoy en día casi todo es accesible y se transmite en vivo desde cualquier rincón del mundo pero en cambio, a muy pocos les interesa…

Pero tal vez no se trata solo de interés y acceso. Casi todos estamos a la merced de la prensa como intermediario para tener acceso a lo que sucede. Esto podría explicar porque los acontecimientos de este último mes en Medio Oriente han causado sorpresa en tanta gente que se supone, tiene interés y también acceso a la información.

A veces pienso que la información internacional se transmite como un programa radial de fútbol. Cuando hay "jugadas de peligro" el micrófono pasa de un estadio a otro y después parecería que no pasa nada más, o por lo menos no pasa nada interesante que merezca ser transmitido. Asi es que solo los que están en cada estadio pueden seguir los acontecimientos

La idea entonces no es competir con los colegas que informan sobre los sucesos a diario sino darles el contexto y completar el panorama mientras los micrófonos de la prensa estaban en otra parte. Trataré de no confundirlos con verdades.

A continuación va el primer informe de la actual serie con las pistas para comprender la actual crisis. Primero es necesario saber un poco sobre el Líbano.

El Líbano: finalizado el protectorado francés en 1944, surge como país tras la firma en 1943 de un pacto entre las diferentes comunidades que lo habitan. La distribución del poder se estableció entonces de acuerdo al porcentaje demográfico de las principales comunidades. En aquella época predominaban los cristianos (maronitas, griegos ortodoxos, griegos católicos y otras confesiones) frente a los musulmanes (sunitas, chiítas y drusos). La presidencia del Estado quedó en manos de los maronitas, la jefatura del Gobierno fue para los sunítas, una cartera ministerial al menos para los drusos y la presidencia del Parlamento fue controlada por los chiítas. La proporción de parlamentarios se estableció en seis cristianos por cada cinco musulmanes.

Debido a su rápido crecimiento demográfico, los musulmanes, particularmente los chiítas, superaron a los cristianos y aumentaron sus exigencias de poder. Los maronitas reaccionaron con violencia, negándose a renunciar a sus privilegios. A mediados de los años 70, se produjo la ruptura del artificioso acuerdo, que provocó el inicio de una guerra civil en 1975 y duró hasta 1990. Las consecuencias todavía influyen en la región.

Esta situación se vio agravada por la rivalidad entre Siria e Israel, que convirtieron al Líbano en su teatro de operaciones, y la presencia cada vez mayor de palestinos. La OLP de Arafat consideró el Líbano su refugio después de ser perseguidos durante el trágico Setiembre Negro en Jordania. En 1973 los palestinos llegaron a constituir el 10% de la población del Líbano, aunque sus condiciones de vida eran penosas, concentrados en campos de refugiados en el sur del Líbano.

En una primera fase de la guerra civil libanesa, los cristianos retrocedieron frente a palestinos y chiítas, hasta que Siria acudió en ayuda de los maronitas. En 1976, 20.000 soldados sirios invadieron el Líbano. La zona de Beirut quedo dividida (hasta hoy) en dos partes: el norte, para los cristianos; el sur, para los musulmanes.

La guerra provocó el exilio de miles de libaneses y la quiebra de una de las economías más florecientes de la región. La guerra civil finalizó cuando las tropas apoyadas por Siria tomaron el control del país. El conflicto causó la muerte de al menos 150.000 libaneses, una cuarta parte de la población se exilió y cientos de miles se convirtieron en refugiados dentro en su propio país.

Distintos gobiernos se han sucedido desde que acabó la guerra civil libanesa sin lograr estabilizar el país. Siria siguió interviniendo en la política interna, pasando a apoyar política y militarmente a los chiitas, y a Hizbulá en especial.

En octubre de 1989 se llego al llamado Acuerdo para la reconciliación Libanesa. El acuerdo firmado en Taif (Arabia Saudita) estableció reformas políticas que pusieron fin a la guerra civil y además sentó las bases de las futuras relaciones entre Líbano y la vecina Siria.

El acuerdo de Taif llamó a la abolición de la división sectorial-religiosa en Líbano pero no estableció plazos para implementarla. A corto plazo, en cambio, se estableció una modificación substancial de la división del poder entre las diferentes comunidades. Los antiguamente privilegiados (cristianos maronitas) transfirieron parte significativa de sus poderes políticos a los musulmanes (principalmente sunitas). El primer ministro paso a ser responsable del parlamento. El gabinete de gobierno paso a estar formado por cristianos maronitas y musulmanes en partes iguales.

Además del cambio en lo político, el acuerdo de Taif estableció el desarme y el desmantelamiento de todas las milicias que habían tomado parte en la guerra civil, para poder crear asi un único ejercito nacional que incluya a todas las milicias de las diferentes comunidades. Este cuerpo debía ser la única fuerza armada libanesa que se haga cargo de todo el territorio soberano del Libano. Por último, el acuerdo de Taif llamo a poner fin la ocupación de Siria e Israel en el Líbano. Este acuerdo fue firmado por las diferentes comunidades libanes, si bien no todos lo hicieron con similar agrado.

Con el tiempo varios aspectos del acuerdo de Taif se pusieron en practica: entraron en vigencia los cambios políticos y en 1992 se celebraron las primeras elecciones en 20 años, Israel se retiro del Líbano en 2000 hasta la frontera internacional del acuerdo de armisticio de 1949 (cumpliendo la resolución 425 de la ONU), se reorganizo el ejercito nacional del Libano tras el desmantelamiento de todas las milicias (maronitas, druzas, sunitas y shiitas) excepto la milicia del Hizbulá que se negó a entregar sus armas y en cambio, continuo fortificando su autonomía militar en el sur del Libano, con apoyo político, económico y militar de Siria e Iran.

En 2004 el consejo de seguridad de la ONU adopto la resolución 1559, haciendo eco de los elementos que quedaban aun pendientes del acuerdo de Taif, es decir: evacuación de todas las fuerzas sirias del Libano, desmantelamiento de Hizbulá como milicia armada autónoma e independiente del ejercito nacional del Líbano y restauración de la soberanía libanesa por parte del gobierno central sobre todo su territorio (incluido el sur que todavía esta controlado militarmente por Hizbulá). Nada de esto fue aceptado por Siria y Hizbulá. Se sumo a eso la oposición de Iran.

El asesinato el 14 de febrero de 2005 del ex primer ministro Rafic Hariri demostró la fragilidad de la situación libanesa. La oposición al actual presidente Emile Lahoud, considerado pro-sirio y en el poder desde 1998, dirigió sus iras contra Damasco, a quien consideraba detrás del crimen. La presión libanesa e internacional hizo que Siria retirara en abril de 2005 los 14.000 soldados que todavía tenía en el Líbano.

Las elecciones celebradas en mayo y junio de 2005 llevaron al poder a una coalición anti-siria dirigida por Saad, hijo del ex primer ministro asesinado Hariri. Fouad Siniora fue nombrado primer ministro, quien prometió continuar las reformas del líder asesinado. En su gabinete hay miembros opuestos a Siria por un lado e incluye por otro, y por primera vez, un ministro de Hizbulá (Energía y Recursos Hidroeléctricos). La inclusión de Hizbulá refleja el intento de abrirle camino para que se integre a la vida política del Líbano y en cambio abandone las armas.

En una curiosa cohabitación con el primer ministro anti-sirio, sigue aun en su cargo el presidente pro-sirio Lahoud quien desafía las presiones para retirarse y asegura que continuará hasta finales de 2007.

Durante el actual conflicto entre Israel y Hizbulá, el gabinete libanes reunido en sesión extraordinaria se adhirió nuevamente al acuerdo de Taif, ante la oposición minoritaria del representante de Hizbulá que definió ese acuerdo, asi como la resolución 1559, como "caducos, irrelevantes y falto de consideración del importante rol de Iran el la zona"

Aquí brilla por su ausencia la capacidad del gobierno central del Líbano de implementar sus propias decisiones y ejercer su soberanía sobre todo su territorio. Lamentablemente Libano hace de arena de Coliseo sobre la cual están combatiendo intereses no necesariamente libaneses. Por eso que esta pagando los "platos rotos".

Entre Israel y Líbano no hay problemas territoriales y la frontera es reconocidas por la ONU. En mi opinión el actual gobierno central del Líbano no tiene intenciones hostiles frente a Israel e incluso mantiene una postura de apoyo a la retirada de Siria del Líbano, acorde con las posiciones de ONU, Europa, EEUU, Rusia e Israel. Diría que el gobierno central del Libano ha sido víctima de su propia debilidad, lo que le impidió limitar el poder militar de Hizbulá que en la última década se convirtió en un estado dentro del estado de Libano.

El problema no es el gobierno libanes sino el Hizbulá, organización islámica fundamentalista chiíta que llego a convertirse en la milicia mejor armada del mundo. Cuenta con armamento que muchos países nunca han llegado a obtener (ver imágen a continuación) y que obviamente es fácil determinar quien lo fabrica y quien lo subvenciona (Iran-Siria).


Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2006/graficos/jul/s3/armas_hizbola.html

Es más, el actual gobierno del Líbano hasta puede ser un aliado en el futuro y si ahora presentára su renuncia sería este un acontecimiento negativo para Israel en su intento de estabilizar la zona, alejándola del control sirio-iraní.

Recuerden: ya vendrán tiempos peores pero en el Medio Oriente, será para bien. (UP), Jerusalén.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu informacion me ayudo para mi examen de medio oriente. Gracias