sábado, 24 de agosto de 2019

Informe número 52 - Mi árbol y yo.... La historia del Katlav

Formalmente dice llamarse Arbutus Andrachne y algunos dicen conocerlo por un nombre un poco más informal que es "Eastern Strawberry Tree". Yo tengo mis dudas que haya podido atraer la atención de alguien gracias a semejantes nombres.
En cambio, si alguna vez te encuentras con él, verás que la geneología no tiene importancia. Lo que te atraerá es su apariencia humana de sana musculatura, con brazos invitando al abrazo. Invitando sensualmente a la caricia.


Sabe dar sombra, tiene frutos sabrosos de apariencia parecida al lichi y casi no exige riego. Debido a su resistencia a tierras duras, los hongos y la descomposición, su madera ha servido para mangos de herramientas, trabajos de agricultura y material para construcción de techados.


Estas ventajas le han costado su precio, ha sido uno de los árboles más talados de la región. En las últimas décadas, gracias a las reservas naturales, se presencia se fue reponiendo.


A travez de los años su llamativa apariencia ha sido fuente de leyendas. Casi todas estas leyendas están ligadas a tragedias, competencia, esfuerzo... muerte,  y hacen referencia al
nombre de este árbol: Katlav, que tanto en Hebreo como en Árabe significa: matar al padre...

Se cuenta que Abshalom, tras intentar rebelarse de su padre el Rey David, huyó montado a caballo y al pasar debajo de un árbol, su cabellos quedaron enredados en las ramas y estando suspendido en el aire fue alcanzado por los soldados de su padre y asi lo mataron. La sangre de Abshalom llegó hasta las raices de aquel árbol y asi este tomó ese trágico color.

Otra leyenda, según los árabes de la zona, cuenta de un joven pastor, Sulimán, que se había enamorado de una bella joven de su aldea, Fátima. Finalmente cuando el joven se decide a solicitar permiso a su padre para concretar matrimonio con la joven, estalla una feroz discusión entre ellos. El padre se negaba porque él mismo había decidido tomar a Fátima por segunda esposa (la poligamia es permitida según el Islam). La discusión terminó en la muerte del padre debido a un golpe que le diera su hijo con una rama de un árbol. Una versión dice que la rama tomó el color de la sangre, otra dice que el árbol  que presenció la escena se puso rojo de furia y verguenza.

Otra leyenda cuenta de una paloma que parecía disfrutar de los esfuerzos de un árbol para seducirla. Todo empezó a orillas del mar. El árbol trataba de acercarse, y la paloma volaba desafiándolo a que la persiga. El árbol enamorado levantaba sus raices para ir ascendiendo lentamente hacia las colinas de Judea. Así continuó el cortejo, el árbol dispuesto al sacrificio por amor y la paloma halagada, pero escurridiza. Al llegar a los 500 metros sobre el nivel del mar (altura donde crece el Katlav), agotado y ya rojo por el esfuerzo realizado, el árbol se detuvo, contempló el paisaje del atardecer desde la colina, con el mar ya a lo lejos, y decidió que ese era su lugar, sin esa paloma.

Otra leyenda cuenta de una soldado inglés que murió en combate en la Primera Guerra Mundial y está sepultado en el Monte Scopus, un barrio al norte de Jerusalén. En sus ropas había guardado unas semillas de un árbol. Pasado los años, al lado de su tumba ,creció un hermoso Katlav. El cementerio está ubicado a casi 800 metros sobre el nivel del mar, lo que hacía poco probable que fuera a sobrevivir. Pero el árbol creció, fiel a su camarada.


Pasado los años, las nieves de invierno y el arenoso viento desértico en verano fueron debilitando al Katlav. No solo el camarada entristecido y sus camaradas de las tumbas vecinas observaban la agonía de quien nunca pareció haber tenido alguna posibilidad de sobrevivir el clima a esa altura. También lo observaban los vecinos del barrio, los estudiantes que pasaban camino a la universidad que está enfrente, y aquellos que aprecian el coraje para enfrentar la adversidad. Con el tiempo las venas rojas se le fueron poniendo grises, las ramas fueron despidiéndose, ruidosamente al caer, por turno.

Y cuando ya parecía estar todo perdido, gris y casi sin ramas... un retoño asomó, a 800 metros de altura! A 100 años de la Primera Guerra Mundial... ¿Has visto alguna vez un cementerio alegre?


Con tanta historia de amor, vida y muerte, no sorprenderá que una bodega de la zona donde crece el Katlav tuviera un vino en su nombre.... Salud!!


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